miércoles, 23 de febrero de 2011

Miguel de Unamuno cultivó todos los géneros: ensayo (En torno al casticismo, Del sentido trágico de la vida); poesía (Poesía, El Cristo de Velázquez, Cancionero), teatro (Freda) y novela («nivolas» las llamó él: La tía Tula; San Manuel bueno, mártir y Niebla). El fragmento que os copio es de esta última, Niebla, y en él aparece la explicación del término «nivola» un término que, al igual que vimos con el de «intrahistoria» es suficientemente expresivo...

¿A quién os recuerda el principio?...:

«—Sí, cuando en una que lee se encuentra con largas descripciones, sermones o relatos, los salta diciendo: ¡Paja! ¡Paja! ¡Paja! Para ella sólo el diálogo no es paja. Y ya ves tú, puede muy bien repartirse un sermón en un diálogo...
—¿Y por qué sera esto?...
—Pues porque a la gente le gusta la conversación por la conversación misma, aunque no diga nada. Hay quien no resiste un discurso de media hora y se está tres horas charlando en un café. Es el encanto de la conversación, de hablar por hablar, del hablar roto e interrumpido.
—También a mí el tono de discurso me carga...
—Sí, es la complacencia del hombre en el habla, y en el habla viva... Y sobre todo que parezca que el autor no dice las cosas por sí, no nos molesta con su personalidad, con su yo satánico. Aunque, por supuesto, todo lo que digan mis personajes lo digo yo...
—Eso hasta cierto punto...
—¿Cómo hasta cierto punto?
—Sí, que empezarás creyendo que los llevas tú, de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de que son ellos los que te llevan. Es muy frecuente que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...
—Tal vez, pero el caso es que en esa novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.
—Pues acabará no siendo novela.
—No, será... será... nivola.        [NOTA: ¡OJO, CON V!... Que ni bola es otra cosa muy distinta]
—Y ¿qué es eso, qué es nivola?
—Pues le he oído contar a Manuel Machado, el poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a don Eduardo Benot, para leérselo, un soneto que estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: "Pero, ¡eso no no es soneto!..." "No, señor —le contestó Machado—, no es soneto, es... sonite". Pues así con mi novela, no va a ser novela, sino... ¿cómo dije?, navilo... nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género... Invento el género, e inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo!
—¿Y cuando un personaje se queda solo?
—Entonces... un monólogo. Y para que parezca algo así como un diálogo invento un perro a quien el personaje se dirige.
—¿Sabes, Víctor, que se me antoja que me estás inventando?
—¡Puede ser!
   Al separarse uno de otro, Víctor y Augusto, iba diciéndose éste: "Y esta mi vida, ¿es novela, es nivola o qué es? Todo esto que me pasa y que les pasa a los que me rodean, ¿es realidad o es ficción? ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto Él despierte, y por eso le rezamos y elevamos a Él cánticos e himnos, para adormecerle, para cunar su sueño? ¿No es acaso la liturgia toda de todas las religiones un modo de brezar el sueño de Dios y que no despierte y deje de soñarnos? [...]»

Páginas web sobre Miguel de Unamuno:

Miguel de Unamuno (página de El rincón castellano)

Miguel de Unamuno (página de Materiales de lengua) 

«Mi religión» es un ensayo de Miguel de Unamuno (por lo que, además de para el estudio del autor y su obra os sirve para el tema del texto argumentativo...)

Algo de música: «El poema de una sanluqueña», de Joaquín Turina:
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