martes, 8 de febrero de 2011

Soneto de amor

Canst thou, o cruel, say I love thee not,
when I against myself with thee partake?
Do I not think on thee, when I forgot
am of myself, all tyrant, for thy sake?


Who hateh thee that I do call my friend?
On whom frown'st thou that I do fawn upon?
Nay, if thou lour'st on me, do I not spend
revenge upon myself with present moan?


What merit do I in myself respect
that is so proud thy service to despise,
when all my best doth worship thy defect,
commanded by the motion of thine eyes?


But, love, hate on, for now I know thy mind:
those that can see thou lov'st, and I am blind.


¿Podrás decir, cruel, que no te quiero, cuando
en contra de mí mismo lucho de tu parte?
¿Que yo no pienso en ti, cuando olvidado ando
de mí mismo, tirana, por agasajarte?

¿Quién hay que te aborrezca a quien yo llame amigo?
¿A quién el ceño frunces tú que yo haga halago?
Qué, si conmigo te enfurruñas tú, ¿no pago
pena al contado yo ensañándome contigo?

¿Qué virtudes en mí estimo yo tan altas
que se desdeñen de servir a tus antojos,
si toda mi virtud está a adorar tus faltas,
atenta a cada parpadeo de tus ojos?

Pero odia, amor, que ahora sé tu juego:
tú amas a los que pueden ver, y yo soy ciego.

William Shakespeare, Sonetos de amor (edición y traducción de Agustín García Calvo), Barcelona, Anagrama, 2002 (sexta edición)

El sintagma verbal. Complemento agente

El sintagma verbal. Complemento de régimen o Suplemento

El sintagma verbal. Complementos Circunstanciales

lunes, 7 de febrero de 2011

La modalidad argumentativa en los textos publicitarios (II)

La modalidad argumentativa en los textos publicitarios (I)

Don Antonio Machado tenía dos complementarios: Juan de Mairena y Abel Martín. Ya conocéis este texto, por lo que supongo que ninguno de vosotros se preguntará qué hace en nuestro blog... ¿O sí? Abiertos quedan los comentarios...



«Pláceme poneros un poco en guardia contra mí mismo. De buena fe os digo cuanto me parece que puede ser más fecundo en vuestras almas, juzgando por aquello que, a mi parecer, fue más fecundo en la mía. Pero ésta es una norma expuesta a múltiples yerros. Si la empleo es por no haber encontrado otra mejor. Yo os pido un poco de amistad y ese mínimo de respeto que hace posible la convivencia entre personas durante algunas horas. Pero no me toméis demasiado en serio. Pensad que no siempre estoy yo seguro de lo que os digo, y que, aunque pretenda educaros, no creo que mi educación esté mucho más avanzada que la vuestra. No es fácil que pueda yo enseñaros a hablar, ni a escribir, ni a pensar correctamente, porque yo soy la incorrección misma, un alma siempre en borrador, llena de tachones, de vacilaciones y de arrepentimientos. Llevo conmigo un diablo, no el demonio de Sócrates, sino un diablejo que me tacha a veces lo que escribo, para escribir encima lo contrario de lo tachado; que a veces habla por mí y otras yo por él, cuando no hablamos los dos a la par, para decir en coro cosas distintas. ¡Un verdadero lío! Para los tiempos que vienen, no soy yo el maestro que debéis elegir, porque de mí sólo aprenderéis lo que tal vez os convenga ignorar toda la vida: a desconfiar de vosotros mismos»

Don Antonio Machado, Juan de Mairena (yo lo he copiado de Antología comentada. II. Prosa, edición de Francisco Caudet, Madrid, Ediciones de la Torre, 1999)

Machado en Rocafort (Valencia) en 1938, pocos meses antes de partir hacia el exilio.

domingo, 6 de febrero de 2011