miércoles, 23 de febrero de 2011

 
El sentido de la vida y la religión (lo trascendente) son temas esenciales en la obra de Miguel de Unamuno. Veamos algunos ejemplos en su poesía:

En el fondo las risas de mis hijos;
yo sentado al amor de la camilla;
Heródoto me ofrece rica cilla
del etrno saber y entre acertijos

de la Pitia venal, cuentos prolijos,
realce de la eterna maravilla
de nuestro sino. Frente a mí, en su silla,
ella cose y teniendo un rato fijos

mis ojos de sus ojos en la gloria
digiero los secretos de la historia,
y en la paz santa que mi casa cierra,

al tanquilo compás de un quieto aliento,
ara en mí, como un manso buey la tierra,
el dulce silencioso pensamiento


Miguel de Unamuno, «Dulce silencioso pensamiento», en Rosario de sonetos líricos (1911)

Cristo crucificado, de Diego Velázquez

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vívifico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta tonda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.
   Que eres, Cristo, el único
Hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esa tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el camparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el hombre muerto que no muere,
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida, y es la muerte vela.
[...]
Fragmento de «El Cristo de Velázquez» (1920)

Un fragmento de la suite Iberia, de Isaac Albéniz, interpretada por Alicia de Larrocha:

No hay comentarios:

Publicar un comentario